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hábitos, orden, organización, puntualidad, tareas escolares, terquedad
Esta año ha sido un desastre para mi en organización. Llegamos temprano sólo los primeros dos meses del año escolar y todo lo demás ha sido tropezón tras tropezón y en general, no sólo con la puntualidad sino también con el cumplimiento de tareas.
Todo ha sido falta de organización y planeación y también coordinación entre mi esposo y yo. Al principio de año comencé por ordenar perfectamente los uniformes de mis hijos, las calcetas y todo iba muy bien. Luego no supe en que momento me atrasé con todo. El resultado ha sido el peor esperado, y mis niños de primaria con quince retardos en un mes ya es el colmo.
Después de regaño tras regaño en la junta escolar, decidí que esto no podía seguir así. Para ser sincera no me gustan mucho las escuelas, siento que en varios sentidos no están ayudando a una mejor educación y desarrollo de los niños , parecen más como lugares de entrenamiento, pero independientemente de eso lo que se me interesai inculcarles es la puntualidad, el compromiso, y la responsabilidad, cosa que en este año sinceramente me da salido muy mal. Se me caía la cara de vergüenza ver que todos los comentarios de enojo y hasta hostiles de la maestra iban dirigidos a mi (por supuesto no era la única mamá irresponsable porque sino seguramente habrían charlado conmigo aparte, pero sí era la representación del peor ejemplo a seguir) claro que – aclaro que no es para justificarme- también soy la mamá más complicada de todas porque mi familia es lo doble o triple de grande que las demás.
Después de analizar mi situación encontré los siguientes problemas de mi falta de puntualidad y cumplimiento de tareas:
1.- Los uniformes nunca están completos: en las mañanas, apenas me levanto corro al cuarto de lavado a ver qué prenda me falta de los uniformes. Muchas veces no me acuerdo de cuál uniforme es el que le toca a cada quién.
2.- Nunca están los calcetines en su lugar: tengo tantos que lavar (y tanta ropa en general) que dispongo de poco tiempo para doblar y acomodar calcetines.
3.- Se tardan mucho tiempo en desayunar: aún cuando el desayuno siempre está listo antes de que se despierten, toma mucho tiempo convencerlos de que desayunen con rapidez, y como siempre estoy tratando de organizar lo que no está listo tampoco puedo acompañarlos a desayunar lo que da como resultado que se pongan a jugar o a pelar o que derramen la leche.
4.- El papá casi nunca sale a tiempo: Mi esposo es un trabajador responsable y un apasionado de su trabajo, cuando yo me despierto en las mañanas (5:45 de la mañana) normalmente ya lleva una hora trabajando, el problema es que se concentra tanto que termina alistándose demasiado tarde.
Falta de tareas:
1.- Piden cosas que no tengo: típica tarea de papelería y tus hijos te lo dicen a las 7 de la noche. En primer lugar, me es imposible salir a comprar algo si no es con planeación, de un día para otro no puedo. Se entiende que no puedo salir tan fácil: ¿llevarme a todos? o ¿dejarlos solos? ni hablar. Necesito apoyo y no se consigue ni fácil ni rápido.
2.- Piden tarea de papás: ¿tarea de papás? yo creía que los niños deben hacer su tarea y aprender de eso, si yo la hago…¿entonces qué?
Soluciones:
Estuve pensando un rato y luego decidí que debía hacer varios cambios en mi organización, seguramente pensarán, ¿cómo no se le ocurrió antes? créanme, cuesta trabajo adaptarse a los hijos y las nuevas responsabilidades y si empiezas a hacer las cosas sobre la marcha y sin pensar, bueno, los problemas se hacen muy grandes.
1.- Hablar con todos: Una plática sincera con mis hijos y esposo me ayudó a plantearles los problemas por los que estamos pasando como familia y en conjunto comprometernos para tomar más en serio nuestras responsabilidades.
2.- Preparar los uniformes antes de dormir: antes de comenzar la rutina de la cena es preciso todos alisten sus uniformes. Es momento de pedirme lo que les haga falta; calcetines, playeras, chamarras, camisas etc. y saber cuál uniforme se va a necesitar.
3.- Agendar en el calendario semanal un día especial para lavar, secar, acomodar y guardar calcetines. (Independientemente de que los calcetines de la escuela estén preparados desde un día antes).
4.- Acompañar a desayunar a mis hijos. Así me será más fácil mantener el orden, ayudar a que terminen más rápido y reducir accidentes.
5.- Avisar a mi esposo con suficiente tiempo para que esté listo y me ayude en lo necesario para salir a tiempo.
Tareas:
1.- Comprar un kit básico de papelería que sé que pueden necesitar (plumones, cartulina, papeles de colores, papel cascarón, etcétera).
2.- Revisar o preguntar si necesitan algo de la papelería saliendo de la escuela. Si vamos los dos por los niños, es más fácil bajarnos a comprar algo.
3.- Tratar de hacer la «tarea de papás» lo más pronto posible, antes de ocuparme con lo demás y se me olvide por completo. (Me gustaría poder escribir: negarme a hacer tarea de papás y hablar con las maestras al respecto, créanme, no sirve de nada, personas más cerradas no puede haber).
Resultado:
El primer día funcionaron los cambios de maravilla. Todos cambiamos de actitud para bien y trabajamos en conjunto para lograr un objetivo común. El resultado fue que estuvimos listos veinte minutos antes del tiempo esperado de salida, lo que significó para mi esposo y para mi tomarnos un café y un rato de plática y para los niños un tiempo de juego antes de ir a la escuela.
Ahora viene lo bueno: el primer día del nuevo propósito siempre es el más fácil, lo importante será hacer de estas ideas hábitos para todos. Difícil ¿eh? más no imposible. Cada día tiene su propio afán. Realmente espero que logremos el objetivo, y por nuestro bien lleguemos temprano todos los días que quedan del año escolar.